Resumen:
A pesar de vivir fuera del Perú desde 1971, he seguido la carrera literaria
de Mario con el inmerecido orgullo de haber estudiado con él en La Salle,
luego en el Colegio Militar Leoncio Prado y más tarde en la Universidad de
San Marcos. Muchos años después apoyé desde Estados Unidos su candidatura
y lamenté enormemente su derrota.
Luego, ya viviendo en España, quedé profundamente impresionado cuando publicó
en 1993 -El pez en el agua-, subtitulado -Memorias-. No podía imaginarme que
alguien que escribía sobre los grandes problemas de la sociedad, que atacaba
con pasión la intolerancia, las doctrinas totalitarias; en fin, que daba la
impresión de ser mejor que nosotros, pudiese utilizar su persuasión literaria
para plasmar memorias de las que sale impoluto a base de aplastar a sus congéneres.
Una de sus víctimas fue el reconocido y tranquilo escritor peruano Julio Ramón
Ribeyro, y esto me indignó. Ribeyro que decía: "nunca he sido insultado, ni
perseguido, ni agredido, ni encarcelado, ni desterrado; debo en consecuencia
ser un miserable", murió sabiendo que había exagerado. Pero aún más que el
ataque a Ribeyro, lo que realmente me dejó atónito fue percatarme de la incapacidad
de Vargas Llosa para comprender al pueblo peruano, al cholo, al indio.
Me sorprendió que el libro de Vargas Llosa no recibiese una contundente respuesta
en el Perú. Posiblemente los peruanos estaban dedicados a otros menesteres
más prioritarios, como el defender una economía bastante deteriorada. Vargas
Llosa y su Movimiento Libertad era ya historia. Pequeña historia para un país
milenario. En España, el interés por Vargas Llosa, en tanto que peruano,
había quedado atrás: su libro satisfizo la curiosidad por las etapas que
cuenta de su vida. No creí, sin embargo, que El pez en el agua hubiese dejado
indiferentes a intelectuales en ambos países, pero me imaginé, que tenían
tareas más importantes que la de criticar a alguien que estaba arropado, justificadamente
o no, por los medios de comunicación.
Al no vislumbrar una respuesta a Vargas Llosa, me topé con Ortega y Gasset
y me dije: "si no lo hace quien tenga mejores títulos, es forzoso que lo haga
cualquiera, por ejemplo yo".
Sucintamente ese fue el motivo que me obligó a escribir este ensayo, que no
es sobre el Vargas Llosa novelista, crítico, ensayista, porque eso está fuera
de toda polémica: él sigue manteniendo mi admiración como escritor. Lo
que pretendí, a través de un ejercicio de "deconstrucción", fue describir
al "hombre" Vargas Llosa a través de él mismo, es decir a través de la lectura
atenta de sus -Memorias-. Por lo tanto no contradigo lo que cuenta ni contrapongo
testimonios que descalifiquen su contenido porque intento demostrar que sus
-Memorias- en vez de acusar, como es su intención, ¡confiesan!
2ª Edición
Prólogo a la 2ª edición
Entrevistas en la televisión
No culpes a la noche (1ª parte) No culpes a la noche (2ª parte)
Programa "Chema a las 12" Programa "Buenas noches"
Cobertura periodística 2ª edición
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1ª Edición
XIX PREMIO DE ENSAYO CIUDAD DE IRÚN 1997:
Antes de hacerlo en el Perú, mi intención original era publicar
este ensayo en alguna editorial española. Fue imposible. Las editoriales
a las que envié el manuscrito me dijeron que les había gustado
pero que era un riesgo innecesario para ellos atreverse a publicar una crítica
sobre un hombre cuya fama estaba consolidada en el plano político
y cultural.
Al llevarle el manuscrito a un editor amigo, éste me aseguró que si le gustaba
lo publicaría no importando cuán dura pudiese ser mi crítica. Días más tarde
me dijo que le había encantado y que lo publicaría. Poco después me llamó
por teléfono para disculparse diciendo que la alta dirección le había prohibido
hacerlo. Frustrado, este mismo editor tuvo un gesto que le agradecí enormemente:
recomendó apasionadamente el ensayo a varios de sus colegas. Este esfuerzo
tuvo el mismo resultado: nadie osó molestar a Vargas Llosa y/o a su entorno.
Otro respetable editor me pidió que ni le llevase el manuscrito porque
atrás de Vargas Llosa había respetables fuerzas y compromisos
económicos que él no podía incordiar, añadiendo
una larga explicación sobre el poder de ciertas agencias literarias.
Viendo las puertas cerrada de las editoriales, con pocas esperanzas envié
el manuscrito a la vigésima novena convocatoria del reputado concurso
literario Ciudad de Irún, auspiciado por la Fundación Kutxa.
El jurado, totalmente desconocido por mí, estuvo formado por respetables
intelectuales presididos por el Secretario General de la Asociación
de Autores de España, señor Andrés Sorel. Mayúscula
fue mi sorpresa que este jurado me otorgase el premio al ensayo que incluía,
además del la compensación monetaria (un millón de pesetas),
la publicación de la o
La calurosa recepción, acogida, y entrega del premio en la sala Capitular
del Ayuntamiento de la Ciudad de Irún, más el estupendo e interminable
almuerzo servido a la más tradicional usanza vasca, me hizo olvidar
las fatigas que pasó esta obra ante de publicarse.
Fotografía de entrega
del premio en el Ayuntamiento de Irún
Con el precedente español envié el manuscrito al conocido y
honesto editor peruano Jaime Campodónico, quien al año siguiente
lo publicó en el Perú sin ningún problema y con la mayor
pulcritud.
CRÍTICA
EN ESPAÑA Y ENTREVISTA EN RNE
Con excepción
de las críticas publicadas en periódicos del País Vasco,
el resto de la prensa española no comentó este Premio ni por
supuesto el libro. Este silencio fue compensado por innumerables comentarios
recibidos de personas, no sólo conocidas, sino totalmente ajenas a
mi entorno. Un ejemplo de esto último fue una carta recibida de la
profesora del Departamento de Filología Española de la Universidad
Autónoma de Barcelona, Helena Usandizaga, estudiosa de la obra de Vargas
Llosa. La profesora Usandizaga dice, entre otros comentarios: "su obra
me gustó porque no parece nacer del rencor hacia el personaje ni nada parecido,
sino de la estupefacción ante la sostenida falacia con la que lleva su imagen.
Me parece aguda la "deconstrucción" de sus memorias y a ratos divertida, y
hay un montón de datos que me sirven. Por otro lado, estamos de acuerdo en
el valor de su literatura; el problema no es ese".
Más adelante, en 1998, el reputado ensayista y literato Alberto Manguel
publicó en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá su libro -Into
the Looking-Glass Window- en el que, al analizar a Vargas Llosa, se apoya
en mi ensayo. El libro de Manguel se publicó más tarde en Francia
bajo el título -Dans la foret du miroir- , en alemán -Im Spiegelreich
(Leseprobe: Der blinde Fotograph) y en España por Alianza Editorial
-En el bosque del espejo- el año 2000.
RADIO NACIONAL DE ESPAÑA
Con motivo del premio literario Ciudad de Irún, RNE me hizo la siguiente
entrevista para su edición internacional:
RNE- Saludos desde el radio hablado -El Cultural- de Radio Exterior
de España, Herbert Morote.
M- Hola, qué tal.
RNE- Una cuestión previa: Vargas Llosa es, como usted sabe,
un escritor indiscutido en su calidad, en su calidad como escritor, pero su
figura, sus posturas políticas, suelen levantar ampollas en mucha gente,
sobretodo de postura, digamos de izquierda. ¿Usted ha escrito este
en ensayo partiendo desde uno de esos prejuicios o de manera totalmente desprejuiciada,
si eso es posible?
HM- He hecho el ensayo basado en su obra,
o sea basado en su autobiografía. Él publicó su autobiografía
-El pez en el agua- subtitulada -Memorias- y basado en esto, sin tomar prácticamente
otra fuente he analizado sus memorias y realmente he encontrado en la lectura
que Vargas Llosa en vez de acusar, realmente confiesa. Creo que ese es el
valor de mi libro, si es que tiene algún valor. Es analizar la misma
obra de Vargas Llosa tal cual.
RNE- Pero, vamos a ver, él cuenta prácticamente su propia
vida a través de otros libros también, pero de manera expresa
en este libro de Memorias.
HM- Exactamente, el libro de Memorias
es un libro que lo escribió después de haber sido rechazado
como candidato por la mayoría peruana. La mitad del libro prácticamente
son unas memorias de su vida, de su infancia, de su juventud. Y después
da el salto, un salto de 30 años, y son memorias de la carrera presidencial
que fue truncada por la votación del pueblo. El libro es realmente
el análisis del texto en sí, y a través de eso, a través
de ese análisis, descubrir, pues, sus prejuicios, sus fobias, sus vicisitudes.
Y, como usted dice, es verdad, es muy difícil meterse con un escritor
de renombre, pero no utilizo ninguna otra fuente que no sea él mismo.
RNE- Es decir que usted hace una lectura de lo que él escribe
sobre sí mismo, y sobre su propia visión de la política,
de la vida...
HM- Exactamente.
RNE- Vargas Llosa, parece muy lúcido a la hora de analizar las
relaciones interpersonales, los sentimientos, etcétera. También
es un hombre muy apasionado por la política. Sin embargo, a través
de ese libro, de ese libro del que estamos hablando -El pez en el agua-, pareciera
muy ingenuo en política, ¿o es que usted piensa, y es quizá
de eso que trata su ensayo, de que Vargas Llosa da una visión de sí mismo
un poco favorable?
HM- Vargas Llosa realmente no tiene nada
de ingenuo. Yo conozco a Mario desde el colegio, estudiamos juntos en La
Salle,
en el Colegio Militar Leoncio Prado, y hemos estudiado juntos en la universidad,
en San Marcos. O sea que a Vargas Llosa, los primeros 23 años de su
vida fueron bastante cercanos a mí. Sin embargo, yo no conocía
a Vargas Llosa, a pesar de esa vida tan paralela. No lo conocí a Vargas
Llosa hasta que escribió este libro. Y este libro me dio las claves
de su personalidad.
RNE- A ver: ¿qué claves son esas?
HM- Son claves muy interesantes. Por
ejemplo: él comienza diciendo que su padre abandonó a la madre, cuando
él estaba con cinco meses de gestación. Y que su padre es un
cholo resentido y que lo trataba muy mal, y que lo conoció cuando él
tenía 11 años. La declaración de Vargas Llosa sobre su
padre, es algo que realmente choca. Él habla varias veces de sus demonios,
y cómo su padre los maltrataba, etcétera. Pero cuando uno empieza
a examinar sus memorias se da cuenta que ese resentimiento hacia el padre
es algo un poco artificial. Él dice, por ejemplo, que su padre abandonó
a su madre porque él era un cholo resentido y que era acomplejado ante
los Llosa. Sin embargo, su padre era un limeño que había sido
educado por los argentinos y estaba en la profesión más glamour:
la aviación de los años 30. A través de esa acusación
uno puede ver cómo Vargas Llosa distorsiona muchos hechos que, en una
novela puede es justificable, pero en la vida real no. A la hora de acusar
a su padre de ser acomplejado no se da cuenta que él mismo dice, páginas
más adelante, que su padre se casó con una alemana y que tuvo
un hijo de este segundo matrimonio que sólo era un año menor
que él. Con lo que se ve, demuestra, que realmente el padre no podía
estar acomplejado por de haberse casado con una arequipeña -nosotros
consideramos serranos a los arequipeños- sino que su padre se había
enamorado, había un conflicto allí de faldas, su padre a la
vez esta enamorado de una alemana, y para que un limeño se enamore
de una alemana muy pocos complejos raciales puede tener.
RNE- O sea que usted cree que hay un problema como de proyección
freudiana o cosa por el estilo.
HM- Es una proyección freudiana
pero a la vez él le da una connotación política y acusa
a su padre de cholo resentido que se había empobrecido; y su padre
realmente no se había empobrecido; a través del mismo texto
se ve lo contrario, que a su padre le iba bien en la vida cuando estaba casado
con Dorita, la mamá de Mario.
RNE- Bueno, pero a él le parece que la presencia de su padre,
o el reencuentro de su padre con su madre le aparta a él de una especie
de lugar idílico, ¿no?
HM- Exactamente. Lo quitó del paraíso.
El padre lo raptó del paraíso de los Llosa y 30 años
más tarde los cholos del Perú le quitaron el paraíso
de la presidencia. De volver a un paraíso.
RNE- ¿Usted cree realmente que en libro culpa a los cholos?
que digámoslo para que nuestros oyentes lo entiendan, los cholos vendría
a ser como lo indígenas...
HM- ¿Los indígenas? Todos
en el Perú somos cholos.
RNE- (Risas) Él también, porque Vargas Llosa tiene rasgos
indígenas.
HM- Claro, hombre, claro. En el Perú el
que no tiene de cholo tiene de negro.
RNE- ¿Quiere decir que él acusa al pueblo? Más
pareciera que es a un determinado poderes que le utilizan, en los que él
se apoya porque no tiene una estructura política concreta, ¿eh?
HM- Lo que pasa es que Vargas Llosa en
un momento, sí culpa al pueblo por que el pueblo fue ignorante, no
entendió su mensaje. Pero culpa al pueblo de una manera explícita,
por ejemplo dice que el rencor que tiene el cholo al blanco es equivalente
al rencor que tiene blanco al cholo. Bueno, eso es como decir el rencor de
la víctima al verdugo es igual que el del verdugo a la víctima.
Y eso no es así. El pueblo peruano ha sido maltratado durante muchos
años, muchos siglos, y, por cierto más maltratado en la República
que en la Colonia. La manera misma de clasificar a la población, le
da al sector popular la categoría D. Y quien habla mucho de eso también
es ex director de campaña, un inglés que él lo llevo
al Perú. Cuando Vargas Llosa publicó sus memorias en la revista
Granta, este inglés dijo que vio durante toda la campaña un
desprecio hacia el poblador peruano. Señoras muy emperifolladas, vestidas
con las mejores marcas francesas e italianas iban a dar canastas de caridad
a las barriadas del Perú.
RNE- Eso también lo dice Vargas Llosa, pero como manera crítica,
¿no?
HM- Él no dice eso, Vargas Llosa
dice que el pueblo no lo entendió.
RNE- Tengo que releerme su libro (risas).
HM- Para quien no haya leído el
libro de Vargas Llosa, mi ensayo saca en el margen derecho las citas del
libro
de Mario. No es necesario para una persona darse el trabajo de buscar el
libro de Vargas Llosa porque yo saco los extractos y hago esas concatenaciones.
RNE- Bien, vamos que la figura de Vargas Llosa es mirada con ojos
críticos.
HM- Así es.
RNE- De todos modos, usted, en ese otro libro de ensayo que se titula
- Réquiem por Perú, mi Patria tiene esa visión compartida
con Vargas Llosa: esa visión pesimista sobre el Perú, como en
-Conversación en la Catedral por ejemplo.
HM- Sí. Yo comparto con Vargas
Llosa, pero con otro punto de vista. Yo creo, por ejemplo, que la primera
desgracia del Perú, algo que Vargas Llosa nunca ha sido claramente
antimilitarista.
RNE- ¿Ni siquiera en la -Ciudad y los perros-?
HM- Si usted lee con atención la
Ciudad y los perros se dará cuenta que el único héroe
es el teniente.
RNE- Sí, el teniente Gamboa.
HM- Sí, el teniente Gamboa. Qué buena
memoria.
RNE- Efectivamente, el teniente Gamboa encarna la figura del militar
ideal.
HM- Exactamente.
RNE- Que es expulsado por el estamento militar, precisamente porque
es así.
HM- Efectivamente, ese es el militar
ideal. Los que han estudiado a fondo esa novela han visto que no es tan antimilitarista.
Más que eso, mire, Vargas Llosa se fue al Perú y apoyó
al gobierno militar del general Velasco cuando muchos de los peruanos nos
fuimos en la época de Velasco porque no resistíamos la tiranía.
Y yo era un hombre de negocios. Por cierto no era ni soy izquierdista, ni
soy comunista, en todo caso me podrían hasta tildar de derechas. Nos
fuimos. No soportamos a Velasco. Vargas Llosa regresó el año
74 y apoyó a Velasco, y eso está en su obra -Contra viento y
marea- . La verdad es que Vargas Llosa nunca ha estado contra viento y marea.
Vargas Llosa siempre está a favor del viento y la marea. Como ahora.
Ahora que está de moda en neoliberalismo en todo el mundo, él
está a favor. Estuvo, en el tiempo en que estaba de moda los cubanos,
a favor de los cubanos. Después peleó con ellos, pero cuando
ya no era la moda de la revolución cubana.
RNE- Entonces usted cree que es un oportunista.
HM- Es un hombre que lee muy bien las
corrientes por donde va el pensamiento moderno. Eso sí es verdad. Ahora
no es malo cambiar de opinión. A veces uno descubre la verdad, descubre
otras cosas, descubre errores.
RNE- Dígame otra cosa, Herbert Morote, en su novela -Suerte
para todos- o en su obra de teatro -Los Ayacuchos-, o -Réquiem por
Perú, mi Patria- que no hemos comentado todavía, ¿hay
alguna preocupación concreta? ¿Preocupaciones de carácter
social? ¿Qué tipo de literatura hace?
HM- He tratado varias cosas, en -Los
Ayacuchos- que realmente ve la imagen de los peruanos después de la
batalla de Ayacucho, y cómo los peruanos siguieron luchando internamente,
y todos los héroes de la batalla de Ayacucho, que como usted sabe fue
la última batalla contra la monarquía española en América,
terminaron matándose entre ellos al cabo de seis años. Y cómo
los derrotados españoles llegaron a España para ser maltratados
por Fernando VII, y cómo después de 10 años tomaron el
poder. Allí está el Príncipe de Vergara, Baldomero Espartero
Trujillo, que estuvo en las últimas campañas en el Perú.
Esta calle de Madrid, Ferraz toma su nombre del comandante de la caballería
española en la batalla de Ayacucho. Valdés, Maroto... El Abrazo
de Vergara fue entre dos personas que estuvieron juntos luchando en el Perú,
y como ellos pasaron a la Gloria en España, mientras que los patriotas,
los peruanos, nos hemos matado entre nosotros, esa es la tragedia de
-Los Ayacuchos-. El Réquiem, desgraciadamente es una obra triste, dolorosa,
en la que echo la culpa a los militares y también al limeñito,
a la clase media de donde Vargas Llosa y yo hemos salido. -Suerte para todos-
es diferente. -Suerte para todos- es una novela simpática, graciosa.
Ocurre entre México y Estados Unidos. Es una novela que habla del Azar
y el Destino, esas dos fuerzas que nos mueven constantemente en la vida. El
Destino que nos hace nacer en un momento determinado, en una familia determinada,
en un país determinado, y el Azar que cambia todo eso. La novela es
agradable, fácil de leer. Me he reído mucho escribiéndola.
RNE- Bueno, yo creo que después de esta charla que necesariamente
tiene que ser breve, a muchos de nuestros oyentes les tiene que haber entrado
verdadero frenesí por leer su ensayo sobre Vargas Llosa, porque yo
confieso que ya me está haciendo largo que hasta abril no esté
en las librerías. Le agradecemos esta charla, Herbert Morote, y le
damos la enhorabuena por el Premio Ciudad de Irún.
HM- Muchas gracias. Adiós.
CRÍTICA Y POLÉMICA EN EL PERÚ
Frente al elogio del jurado español y de autoridades literarias extranjeras, en el Perú, en cambio, el ensayo recibió una furibunda reacción de algunos "críticos" que en vez de hablar sobre el ensayo se dedicaron a insultarme en los más conspicuos medios de comunicación limeños. Invitamos a leer algunas de esas "críticas" y mi respuesta a ellas.
Revista
CARETAS. Diciembre 23, 1998. "AHOGANDO AL PEZ" firmado por Luis Aguirre.
La respuesta fue publicada en la misma revista en el número siguiente
(Diciembre 30, 1998):
"En la crítica "Ahogando al pez" de CARETAS Nº
1548 a mi ensayo "Vargas Llosa, tal cual", Luis Aguirre utiliza
adjetivos descalificatorios pero en ningún momento dice que miento o que exagero.
Tampoco demuestra que miento o exagero. Tampoco demuestra que mi análisis
esté equivocado.
Aguirre parece afirmar que MVLL, por el hecho de ser escritor, tiene
derecho a inventar sus memorias y recrearlas. Y no porque en ellas insulte
a los intelectuales y distorsione los hechos
.
De esta suerte Aguirre justificaría que los novelistas tuviesen patente de
corso para vilipendiar en sus memorias al género humano, o en el caso de Vargas
Llosa a muertos de gran calidad humana como Manuel Escorza, a moribundos como
estaba el pacífico e insigne Julio Ramón Ribeyro, o a intelectuales felizmente
vivos como Julio Ortega, entre muchas otras personas que atacó injustificadamente.
No señor Aguirre, para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado.
Sobre la teoría de análisis autobiográfico, parece que
Aguirre, fuera de frases pseudoacadémicas, desconociera obras elementales
como -El pacto auto-biográfico- de Philippe Lejeune, que le recomiendo
leer, o al mismo Paul Valery en -Tel quel- , de donde -Vargas Llosa, tal cual-
pidió prestado su nombre. Precisamente por su rigor en el análisis
mi ensayo recibió el prestigioso Premio Literario Ciudad de Irún
en 1997.
En todo caso agradezco sinceramente a Aguirre su lectura; una obra ya sea
-El pez en el agua- o -Vargas Llosa tal cual-, siempre está sujeta
a varias interpretaciones y todas las lecturas son válidas.
Finalmente, coincido plenamente cuando dice que Vargas Llosa <mantiene
tal actualidad e influencia en el Perú que genera adhesiones tercamente
incondicionales>. Muy cierto, sí señor". Herbert Morote.
Revista
-Somos- del diario -El Comercio- del 27 de febrero, 1999. Bajo el título "Vargas Llosa tal por cual", Gustavo Faverón
publicó un artículo insolente sobre mi ensayo que se divulga
desde hace buen tiempo en los webs relacionados con Vargas Llosa o conmigo.
Abajo transcribimos la respuesta a Faverón y, además, una entrevista
no publicada por él y mi carta final sobre este enojoso asunto.
Respuesta a Faverón publicada por la revista Somos:
"No
sabría cómo calificar el artículo -Vargas Llosa tal
por cual- firmado por el señor Gustavo Faverón. Ni es reseña
ni crítica literaria a mi libro -Vargas Llosa tal cual-. Se limita
a lanzar invectivas contra él sin sustentar sus epítetos. En ninguna parte demuestra que miento o exagero y, lo que es peor, ni dice
de qué trata el libro. Me imagino que el lector se habrá quedado
en la luna. Entiendo perfectamente que un vargallosista acérrimo
se sienta herido por este ensayo: "igual que la luz, tampoco la
verdad cae en un lugar agradable", decía Junger, pero en el
Perú parece ser que decir la verdad es, para muchos, algo profundamente
inútil, utilizando sus palabras. Así como a Faverón
no le gustó mi ensayo, en España el jurado de la XXIX edición
del Premio Ciudad de Irún, lo creyó con méritos suficientes
para otorgarle dicho premio". Herbert Morote
ENTREVISTA
CENSURADA
Como
consecuencia de mi respuesta a -Somos-, Gustavo Faverón con tono desafiante anunció a los lectores que me haría
una entrevista y "a ver qué pasa". Efectivamente, la entrevista
fue realizada a través de Internet. A continuación la reproducimos,
dejando al lector que deduzca por qué no se publicó.
Faverón.- Su libro empieza advirtiendo que no hay ni odio
ni animadversión contra Vargas Llosa, ni mucho menos envidia de su parte.
¿Cuándo supo usted que sería bueno anticiparse a esa
crítica, inevitable para cualquiera que leyera la minucia de su
ataque contra Vargas Llosa?
HM.- Paso por alto lo de "minucia".
Mi libro empieza diciendo: "Es difícil escribir sobre un autor
cuya fama y reputación están bien ganadas a no ser para adherirse
a la admiración que se le tiene. Cualquier crítica al famoso
por mínima que sea corre el riesgo de ser descalificada. Es la envidia
propia de nuestra condición humana, se dice, la que pretende manchar
la reputación del hombre que ha llegado a la cima" (fin de
la cita). No estaba equivocado, usted es el que insinúa la envidia,
no yo. No le puedo tener envidia a Mario porque no tengo edad para envidiar
nada que no sea juventud. Como verá tampoco se habla de odio ni animadversión,
esas son lecturas apócrifas. La señora Usandizaga, catedrática
de Filología de la Universidad Autónoma de Barcelona, opina
lo siguiente de mi libro: "Me gusta porque no parece nacer del rencor
hacia el personaje ni nada parecido, sino de la estupefacción ante
la sostenida falacia que lleva su imagen".
Faverón.- Este debe ser, tal vez, el primer caso en que los recuerdos íntimos
de la infancia de un autor son desmentidos por otra persona sin esgrimir ni
documentos ni ninguna arma filológica. ¿Por qué se sintió
autorizado para ello?
HM.- El documento más importante
en este caso es -El pez en el agua- de Vargas Llosa y lo que hago en -Vargas
Llosa, tal cual- es analizarlo, reconstruirlo, interpretarlo y resaltar sus
incongruencias, esto es una técnica filológica, no un arma.
Me pregunta por qué me siento autorizado, no creo que ningún
lector necesite sentirse autorizado para interpretar un texto, es su obligación.
Faverón.- Las conclusiones a que usted arriba, análisis por medio, acerca de
la relación entre Vargas Llosa y su padre, están, en verdad,
dichas explícitamente en El pez en el agua. ¿Por qué
su empeño en repetirlas?
HM.- Usted no es coherente, por un lado
dice que desmiento los recuerdos íntimos de Vargas Llosa, y ahora dice
que repito lo que Vargas Llosa ha dicho explícitamente. Quien lea -Vargas
Llosa tal cual- se dará cuenta que no repito lo que dice Mario, eso
sería muy aburrido, suficiente tiene él con el eco de sus incondicionales.
Faverón.- -El pez en el agua- es, obviamente, una obra literaria.
¿Qué cree usted que aporta -Vargas Llosa, tal cual- al estudio
de esa obra?
HM.- Su pregunta y los comentarios de
su artículo reflejan una gran confusión en cuanto a lo que es
una obra literaria. Dentro de lo literario hay varios géneros: junto
a la poesía, el ensayo, etcétera, se encuentra la novela y las
memorias. Una diferencia importante entre estos dos últimos géneros
es que en la novela el autor no es responsable de lo que dicen sus personajes,
todo es ficción. No ocurre lo mismo en las memorias porque el autor,
en lugar de crear una ficción como en las novelas, lo que hace es dar
un testimonio o recuento de sus experiencias. Es responsable de lo que dice.
Vargas Llosa utilizó sus memorias para denigrar la imagen de los que
consideraba enemigos, sea su padre, el moribundo J. L. Ribeyro, el fallecido
Manuel Scorza, y muchos intelectuales más, incluyendo a Julio Ortega.
Pero quizá su mayor error fue mostrar su incapacidad por entender al
poblador modesto y sufrido de nuestro país, al cholo peruano. Usted,
confundiendo novela con memorias, parece aceptar que -dado el valor literario
de "El pez en el agua- que le atribuye- Vargas Llosa tiene luz verde
para maltratar a los demás. Mi ensayo pretende demostrar que Vargas
Llosa en -El pez en el agua- confiesa a la vez que acusa.
Faverón.- ¿Ud. dice que mi artículo sobre su libro
no es crítica literaria ni un comentario? Me interesa saber qué
piensa usted acerca del género de su propio libro.
HM.- Mi libro es un ensayo, eso es obvio.
Por otro lado, lo que dije es que su artículo no era reseña
ni crítica literaria. No dije comentario, porque sí podría
ser.
Faverón.- En la carta donde acepta esta entrevista, me llama "vargallosista recalcitrante".
¿Qué cosa es eso desde su punto de vista?
HM.- También le he dicho "vargallosista
acérrimo". Veamos, vargallosista es alguien seguidor de Vargas
Llosa. Recalcitrante es el que se aferra a una opinión y conducta.
Y acérrimo es el intransigente o fanático. Me he atrevido a
decirle eso, que palidece de inocencia frente a los ofuscados insultos de
su artículo, porque precisamente su acérrima defensa de Vargas
Llosa le ha hecho perder la compostura y pone de manifiesto su recalcitrante
posición.
Faverón.- ¿Quiénes son los otros vargallosistas recalcitrantes?
HM.- Todos los que piensan como usted, que Vargas Llosa es infalible e intocable.
Herbert Morote. Madrid, 29 de marzo de 1999
CARTA
FINAL
Después de varias demoras y respuestas evasivas, Faverón me
anunció que no publicaría la entrevista. Esta fue mi respuesta
a él:
Madrid, 22 de abril de 1999
Señor Gustavo Faverón
Revista Somos
LIMA
Sr. Faverón:
No me
sorprende en lo más mínimo que no se atreva a publicar la entrevista, en
ella usted descubre su bisoñería y/o falta de talento. Creyó venir por lana
y salió trasquilado, muéstrela a sus amigos o mentores, sino lo ha hecho
ya, y le confirmarán que sale usted por las patas de los caballos. Le hablo
en estos términos porque creo, dado el nivel semántico del artículo que
originó esto, que le son familiares. Pero como es común en estos casos,
esa bisoñería y/o falta de talento no le impidió tener la insolencia de
criticarme e insultarme a su antojo aprovechando que sus lectores me desconocen
y que yo estoy a miles de kilómetros.
Sin embargo, esta abortada entrevista tiene algo positivo, ahora tanto usted
como yo sabemos la diferencia intelectual que nos separa y que no se enmascara
con insultos fáciles y frases ingeniosas dirigidos a unos lectores cautivos.
Usted, con la falta de calidad de sus preguntas, ha mostrado que es capaz
de insultar pero no de mantener una discusión alturada. Por eso no me sorprende
que no publique la entrevista.
Para descubrir sus defectos hubiera tenido que tener usted, mi estimado
señor Faverón, mucha entereza, y de eso usted también carece.
Herbert
Morote |